“El yo no existe sin el otro …
Sin afrancesados, tecnócratas ayanquizados,
agnósticos, socialistas, positivistas, protestantes,
indios idólatras, mochos, comunistas, masones,
malinchistas, judíos, agachupinados
y muchos otros grupos minoritarios,
simplemente no podríamos ni siquiera discutir
acerca de la identidad cultural mexicana.”
[1] Bartra, Roger. “Oficio mexicano”. Ed. Random House Mondadori. Reedición Debolsillo, México, 2013. P14.
“Perdonen este ir y venir del pasado al presente,
pero yo no lo concibo de otra manera.
La historia solo es viva cuando nos aporta experiencias
y nos da referencias de comparación
con qué medir y superar nuestra marcha actual.”
José Chávez Morado[2]
[2] Chávez Morado, José. “Apuntes de mi libreta”. Ensayo crítico y referencias biográficas de Raquel Tibol. Ediciones Cultura Popular. México, 1979. P19.
México es un enigma complejo y dinámico. Tratar de describir la mexicanidad y explicar la profundidad de nuestra cultura es siempre un desafío, un reto para el que es necesario arriesgar y tantear el fondo con los dos pies. Esta es la historia de un hombre que no cejó de ejercer esa labor mientras tuvo la oportunidad de hacerlo, a veces incluso, inventando la ocasión para seguir en el esfuerzo.
José Chávez Morado, artista plástico originario de Silao, Guanajuato, descubrió que para analizar y describir a su amado país desde sus diferentes aristas le sería necesario también desplegarse como persona en el ejercicio de los más diversos caminos y oficios: lector, dibujante, brasero, pintor, caricaturista, grabador, muralista, pedagogo, maestro, militante, empresario, escultor, escenógrafo, diseñador, restaurador, museógrafo, promotor, coleccionista, investigador, escritor, conferencista[1]… Para un país multifacético, una figura con la misma cantidad de aristas. La exposición México Bocetado, como su nombre lo indica, refiere el boceto no acabado, pero preciso, profundo y delineado del México que Chávez Morado habitó, y que de forma consciente, decidida y activa contribuyó a perfilar. Desde un particular punto de vista, sí –de acuerdo a su tiempo y contexto-, pero de forma vital e incondicional, en una vida en el arte y en el servicio[2].
El México en ebullición que vivió Chávez Morado abarca 90 años (1909-2002) -prácticamente todo el siglo XX-, por el que tuvo que transitar como todos sus conciudadanos: improvisando y adaptándose. Seguro hubo que encontrar tácticas y estrategias para habitar los años del movimiento revolucionario, la consolidación de las políticas cardenistas, la era del desarrollo e institucionalización del país, la crisis del modelo económico y el advenimiento del México tecnócrata: todos tan distintas versiones del mismo México, que lejos de constituir una secuencia cronológica, representan visiones coexistentes y en paralelo del país que hoy heredamos y vivimos, aún al rojo vivo. Pero, haciendo la diferencia, Chávez Morado nos deja en su obra, en sus referencias escritas, en su mirada de esos mundos, un mapa mental que es visual; sus pensamientos en voz alta, un compendio de testimonios de lo que él consideraba verdaderamente significativo, y de lo que veía como denostable. Así, la obra de Chávez Morado no es meramente un texto estético –que sin duda tiene un alto valor-, sino un texto visual[3] que nos permite leer su preocupación por la justicia social, sus reflexiones políticas en un momento histórico decisivo, su amor por las diferentes manifestaciones artísticas y culturales desde lo popular en el período de las vanguardias artísticas de la modernidad, su orgullo al mostrar la riqueza cultural de su país en un contexto extranjerizante, su preocupación por lograr que todos los distintos Méxicos caminasen juntos y construyesen bajo la misma premisa jerárquica, su preocupación por lograr trascender y dejar un legado a generaciones futuras[4].
Nosotros también estamos en un momento histórico decisivo. Pensar México es una tarea que nos debe ocupar de forma primordial: más allá de filosofías y facciones, habitamos el mismo país y queremos las mismas bondades. Chávez Morado lo anticipó en la entrevista que da casi al final de su vida a Carlos Monsiváis: “ya nada será igual, porque este país ahora tiene ciudadanos”[5]. El México del siglo XXI que nos toca cohabitar, sin embargo, está aún por ser definido ante una perspectiva global que, si bien ha cambiado notablemente con el advenimiento de la era digital, se debate en una nueva especie de guerra fría cibernética, con los mismos países protagonistas de la modernidad y diversos líderes populistas o totalitarios, mientras que en el entorno inmediato –en la familia, en la comunidad, en la ciudad, en el estado, en el país- se sigue luchando contra los mismos males: autoritarismo, indolencia, burocracia, corrupción, desigualdad, intolerancia. Los referentes que aparecen en las diferentes obras de Chávez Morado, muy a nuestro pesar son dolorosamente actuales; en alusión a nuevos personajes, bajo la óptica de las últimas tecnologías, pero los contenidos, los discursos, de un momento histórico aparentemente superado, deben hacernos reflexionar sobre el presente.
El tema de fondo, el hilo discursivo de esta curaduría es la acción. No se trata de dar like -de eso que Bauman describe como activismo de sofá[6], se trata de construir desde la propia trinchera, desde la propia cotidianidad. De ejercer la ciudadanía desde las obligaciones más allá de los derechos. Se trata de revisar modelos económicos, modelos sociales, modelos de coexistencia, pero desde lo trabajado día a día. Chávez Morado deja para nosotros un legado de cientos de obras, pero las mismas son relevantes desde todo aquello que el artista vivió y realizó durante su larga carrera artística, desde una vida de trabajo y servicio en diferentes movimientos y asociaciones: desde el Partido Comunista Mexicano hasta la Sociedad de Arte Mexicano, desde el Taller de la Gráfica Popular hasta la Sociedad de Historiadores de Guanajuato, como representante de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México ante el Consejo Antifascista en la España Liberal de principios del SXX, o de México ante el Consejo Latinoamericano de Artesanía y Arte Popular de la UNESCO de finales del SXX [7]. Lo aquí reseñado no es arte que se aprecie solamente desde un estado contemplativo.
México Bocetado es una exposición sobre el México que podemos ayudar a construir. Es el andamiaje que proponemos para pensar desde dónde queremos intervenir, qué queremos decir y con quién queremos hacerlo. José Chávez Morado nos parece un buen (pre)texto para que a partir de las más de 400 obras que aquí se exponen, poder crear la propia Imagen de una nación, en el entendido de que a la caída de los nacionalismos a ultranza y de las ideologías utópicas es necesario (re)signarse –volver a encontrar sentido-, sabiendo que a cada tecnología le corresponden sus diferentes contenidos líquidos[8]; si los nuevos canales de información y comunicación son más democráticos, entonces que nos devuelvan la comunicación y el pensamiento en el ser humano. Chávez Morado también lo anticipó: “viene ya el tiempo que cambiará el origen del nuevo arte, pero yo no lo avizoro en el culto a las computadoras, tampoco en los comics, ni en el poster comercial; éstos serán tal vez ingredientes importantes, pero como instrumentos de expresión de un nuevo humanismo … que ya avizoramos”[9].
A propósito de las nuevas tecnologías de información, es necesario enfatizar en el fondo, porque -por lo menos para esta muestra- el modo dependerá en realidad de lo que se quiere decir, y de a quién se le quiere decir[10]. A lo largo del recorrido, será notorio, que para el maestro esto significó el hábil traslado de su pensamiento a diferentes soportes[11]: de caricaturas para un periódico a carteles y hojas callejeras para colocar en las paredes, de murales de grandes dimensiones con técnicas experimentales, a cuadros de caballete y diversos escritos que le permitieron abarcar diferentes públicos. Más siempre en el énfasis de decir algo, de proponer un argumento para el debate. Citando de nuevo palabras del autor: “los hombres beben cuando tienen sed; cuando van a emprender una ardua marcha sacan del venero del genio popular, nacional y universal, fuerzas y medios que otros no descubren porque no los necesitan. No me refiero a consignas ocasionales que, aunque justas, no contengan los impulsos objetivos y subjetivos que muevan a los artistas y tampoco a programas de grupos artísticos que tienen metas cortas formales y de luchas personalistas, aunque ellos lleguen a dar frutos estimables; hablo de las marchas de los pueblos que llevan consigo, como torrente, todos los ingredientes de una nueva geografía de pensamiento”[12].
Será imprescindible leer, ver, e informarse desde diferentes fuentes, tomar una postura, y, sobre todo, contribuir con la propia comunidad construyendo, desde lo mejor que cada cual sepa hacer, reconfigurando este magno enigma llamado México.
“No preguntes lo que tu país puede hacer por ti,
pregúntate que puedes hacer tú por tu país”
John F. Kennedy, 1951.
[1] Monsiváis, Carlos. “José Chávez Morado, para todos internacional”, Prólogo. Editorial Patria. México, 1989. P13. “Él ha sido pintor, grabador, caricaturista, escultor en bronce, escenógrafo y diseñador de vestuario para ballets, muralista al fresco, en mosaico de vidrio, en mosaico de piedras naturales, en mosaico de vidrio y fresco y en mosaico de vidrio, terracota y piedras”.
[2] Monsiváis, Ibid, P18. En la entrevista arriba citada, Chávez Morado también comenta a Monsiváis que no concibe que el artista, que cualquier persona, viva una vida de trabajo sin vocación de servicio, sin estar al servicio de los demás. Para él esa vocación define la verdadera naturaleza del artista.
[3] Mirzoeff, Nicholas. “Una introducción a la cultura visual”. Colección Arte y Educación. Editorial Paidós. Barcelona, 2003. P21-23. Cultura visual desde el punto de vista de Mirzoeff: Signos visuales como estrategia de imaginación que nos ayudan a aprehender una realidad siempre cambiante.
[4] Los “bienes simbólicos” desde el punto de vista de Bourdieu (2003), las “tácticas cotidianas” de Michel de Certeau o las “culturas híbridas” de García Canclini (Zubieta, 2000): Puntos de andamiaje para el análisis de la cultura actual siempre diversa que incluye las manifestaciones de las artes plásticas y visuales, de la alta cultura, de la cultura popular y de la cultura de masas como premisas jerárquicamente semejantes, todas susceptibles de interpretación y apropiación para la construcción del propio “habitus” (Bourdieu, 2003).
[5] Monsiváis. Op. Cit., P22.
[6] Bauman, Zygmunt y Bordoni, Carlo, “Estado de Crisis”. Traducción de Albino Santos Mosquera. Editorial Paidós. Barcelona, 2016. Tomado de una selección de Manuel Sánchez para el diario “El País” versión digital, Sección Cultura. Madrid, Septiembre de 2017.
“La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad. Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, enfrentarte en un diálogo … el diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia … la gente usa las redes sociales para encerrarse en sus “zonas de confort”, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa.
[7] De Santiago, José; Vargas Salguero, Ramón y Garmendia Carbajal, María Eugenia. “José Chávez Morado: Su tiempo, su país”. Catálogo de la Exposición Individual del autor en el Palacio de Bellas Artes. Editado por el Gobierno del Estado de Guanajuato. 1ª edición. México, 1988.
[8] Bauman, Zygmunt y Bordoni, Carlo. Op. Cit. El estado líquido de Bauman se refiere a la caída de los conceptos sólidos, inamovibles y definidos. Tomado de la tesis marxista, para este caso, aplica su definición con referencia a las instituciones “La cuestión es que ese matrimonio entre poder y política en manos del Estado-Nación se ha terminado. El poder se ha globalizado pero las políticas son tan locales como antes. La política tiene las manos cortadas. La gente ya no cree en el sistema democrático porque no cumple sus promesas … ante fenómenos globales, actuamos en términos parroquianos. Las instituciones democráticas no fueron diseñadas para manejar situaciones de interdependencia. La crisis contemporánea de la democracia es una crisis de las instituciones democráticas … La catástrofe que vino, el colapso social, fue para la clase media, que fue arrastrada rápidamente a lo que llamamos precariado. La categoría de los que viven en una precariedad continuada: no saber si su empresa se va a fusionar o la va a comprar otra y se van a ir al paro, no saber si lo que ha costado tanto esfuerzo les pertenece... El conflicto, el antagonismo, ya no es entre clases, sino el de cada persona con la sociedad”. Bauman, Zygmunt y Bordoni, Carlo, “Estado de Crisis”. Traducción de Albino Santos Mosquera. Editorial Paidós. Barcelona, 2016. Tomado de una selección de Manuel Sánchez para el diario “El País” versión digital, Sección Cultura. Madrid, Septiembre de 2017.
[9] De Santiago, Vargas Salguero y Garmendia Carbajal. Op. Cit. P150
[10] Más allá de “el medio es el mensaje” de McLuhan (En “La comprensión de los medios”, 1964), y en referencia a la forma en que los medios condicionan los cambios de nuestras estructuras sociales y cognoscitivas: En la actualidad la crisis en el manejo de información está en que la mayoría de los medios no pueden garantizar la veracidad, autenticidad o fuente de los contenidos vertidos –esto particularmente cierto para la plataforma de Facebook, hasta ahora el medio más asiduo-. Ante esta situación, es primordial hacer conciencia sobre la calidad de los contenidos que se vierten a cualquier medio, aunque siga siendo real que dependerá no solamente del contenido sino también del segmento de público, la elección de un determinado formato.
[11] De Santiago, Vargas Salguero y Garmendia Carbajal, Op. Cit. P180. “José Chávez Morado ha abarcado todos los campos de la expresión plástica: el grabado, la pintura en caballete, la pintura mural, el mosaico, la escultura y la planeación de conjuntos arquitectónicos – el restauro, la museografía, etc.-, todo ello además de haberse dedicado más de treinta años a las labores de la pedagogía del dibujo en todos los niveles”.
[12] Tibol, Raquel. “José Chávez Morado: Imágenes de la identidad mexicana”. Colección de Arte No. 26. Edición de la Universidad Nacional Autónoma de México. 1ª Edición, México, 1980. P21.
Este esfuerzo tiene destinatarios varios que es imposible omitir: Muy agradecida, muy agradecida, muy agradecida …
A Atos: Por las utopías y el mundo de las ideas.
A Portos: Por la joie de vivre, el tequila y las naranjas confitadas.
A Aramís: Por la sabiduría; por El Consejo de una vida.
Porque esta historia también es la suya, la tuya, la mía … la nuestra.
Al político jarocho -el ganadero-:
“En esta vida para ser feliz, y llegar a viejo … hay que hacerse el pendejo”.
Porque en verdad siempre lo sabía todo…
Al político poeta -el rojillo-:
“En esta vida el que no vive para servir, no sirve para vivir”.
Porque dio la vida así, por salvar a alguien más, sirviendo…
Al político filántropo -el doctor-:
“No debería ser necesario premiar al que hace lo menos que debe hacerse”.
Porque solamente desde la infinita bonhomía se puede ser el padre que es…
Al político guanajuatense -el golfista-:
“Ni vengas … ni vengas … te lo dije …!”
Porque la filosofía josealfredojimeniana también da sus frutos…
Al futuro político -el observador-:
“Yo soy pacífico … pero si me pegan, me defiendo!”
Porque es mi siniestro favorito … y punto!
Y, al Arkitekton:
Creador del kosmos.
Por estar ahí …
Por lo que hemos hecho … y también por lo que hemos imaginado…
Al Hijo del Capitán Trueno,
Al Amo del Espacio,
Al Yogui Omnívoro:
Porque el mero ejercicio creativo me mantiene con vida…
Por ofrecerme siempre la grata compañía, el enorme talento y la infinita paciencia.
Por el apoyo y cariño, aunque casi siempre se los ponga difícil …
A mis amigos lobos, pura lux:
Los de León, los de Ciudad de México, los de Madrid.
Porque es un privilegio -entre tanta tontería, algo debí hacer bien … -.
Donde quiera que tenga su morada …