Con el objetivo claro de convertirlo en un espacio de suite, a la manera de un salón privado para ella durante las horas laborales y para ambos al fin del día, el esquema abierto se seccionó, visualmente, en varios ambientes que se detectaron como necesidades apremiantes: un espacio de dormitorio, uno de trabajo, una sala como estar -con vista privilegiada al campo de golf-, un rincón de lectura…todo ello en un ambiente que permitiera un tercer habitante: “Cuco”, el gato de la familia.  

El reto de integrar a la habitación a la mascota de ella, se convirtió en un proyecto interesante; fue necesario escoger determinados textiles, implementar texturas, y especificar incluso lugares para juego y descanso de la mascota en particular, al margen de las necesidades de la pareja. Todo ello, por supuesto, en un proyecto integral. Así, por medio de maderas, una paleta en tonos azules -especificada por los clientes-, y detalles en dorado, se hizo el planteamiento de una suite, de fácil mantenimiento, pero con la calidez necesaria para un apareja, que ve de cerca la etapa de nido vacío, con hijos universitarios estudiando como foráneos.

Los fines de semana el área social y los jardines aledaños se llenan de vida; entresemana, la vida transcurre en la suite, que funciona como espacio de home office, como salón privado y como estancia íntima. Todo en azul.

‍